En la actualidad, España cuenta con más de 3.3 millones de empresas activas. De ese número, tan solo el 1% corresponde a grandes compañías, y el 99% restante recibe la denominación de “PYME”. Estas sociedades también generan más del 90% de empleos. Por lo tanto, las PYMES que constituyen el principal motor de la economía del país.
Las PYMES tienen una presencia extendida a lo largo y ancho del territorio. Pese a ello, todavía persisten algunas dudas en torno a las PYMES. ¿Qué son exactamente? ¿Cuáles son sus características? ¿En qué se diferencian de los trabajadores autónomos? En la siguiente guía resolveremos todas estas interrogantes.
¿Qué es exactamente una PYME?
El término PYME es un acrónimo que significa “pequeña y mediana empresa”. Según la RAE, la definición de PYME es:
“empresa mercantil, industrial, etc., compuesta por un número reducido de trabajadores, y con un moderado volumen de facturación”.
La definición oficial de una PYME es válida tanto en España como en la mayoría de países europeos.
Características de las PYMES
A nivel normativo, una PYME es aquella empresa que tiene en nómina a menos de 250 trabajadores. De igual forma, registran un volumen de ventas anual no superior a los 50 millones de euros.
Para ser considerada como tal, su balance general (valor de activos) tampoco puede superar los 43 millones de euros.
Tipos de PYMES
La Comisión Europea clasifica a las PYMES en tres grupos:
Microempresas
Son los negocios que cuentan con menos de 10 trabajadores. Es necesario que sus ingresos anuales y su balance general no superen los 2 millones de euros.
Pequeñas empresas
Son aquellas empresas que tienen menos de 50 trabajadores en nómina. Para mantenerse en esta categoría, deben registrar ingresos no mayores a 10 millones de euros cada año. De igual modo, deben tener un balance general igual o menor a esa cantidad.
Medianas empresas
Ocupan a un máximo de 250 personas. Su volumen de negocios y balance general no pueden exceder los 43 millones de euros anuales.
PYMES según su relación con otras empresas
Las PYMES también pueden categorizarse de acuerdo a la relación que guardan con otras empresas. Aunque esta no es una clasificación muy conocida, es importante para definir el acceso a recursos que tienen las sociedades. Aquí encontramos tres categorías:
Empresas autónomas
La gran mayoría de PYMES son autónomas. Aquí se encuentran las empresas totalmente independientes y que contabilizan sus propios datos. Pueden tener participación en otras organizaciones, pero esta no debe exceder el 25%.
Empresas asociadas
Se consideran empresas asociadas a las PYMES que tienen una participación superior al 25% en otras sociedades. Además, no deben estar vinculadas directamente. Eso significa que el derecho a voto de la otra empresa no puede superar el 50%.
Para calificar como PYME, la empresa debe sumar los datos financieros de sus asociados. Esto según el porcentaje de participación que tengan. Así mismo, el total debe estar dentro de los umbrales requeridos.
Empresas vinculadas
Es una denominación muy frecuente en las franquicias. Para que una PYME se considere vinculada a otra empresa, debe cumplir al menos uno de los siguientes requerimientos:
- La empresa debe tener más del 50% de derecho a voto.
- Puede nombrar o revocar a la mayoría de integrantes de la administración o dirección.
- Influye directamente sobre otra empresa en las condiciones o cláusulas de un contrato.
- Posee un control exclusivo sobre el derecho a voto de los socios de otra empresa.
Ventajas de las PYMES frente a las grandes empresas
Es verdad que las grandes compañías tienen amplitud de recursos y son altamente competitivas. Sin embargo, las PYMES tienen sus propias ventajas.
Una de ellas es su estructura simplificada. Esto les permite adecuarse sin problemas a las nuevas tendencias del mercado y descubrir más nichos.
Por ejemplo, supongamos que una multinacional necesita modificar con urgencia su inventario de productos. Bien, esto demoraría un tiempo considerable en la mayoría de casos.
En contraparte, una PYME puede hacerlo con mayor rapidez, pues no requerirá de tanta logística.
Por otro lado, las PYMES pueden implementar cambios y mejoras de forma constante. Esto se debe a que suelen ser más ágiles y flexibles. En esa misma línea, pueden resolver situaciones de crisis con mayor facilidad.
En el caso de las empresas más pequeñas, el trato con los clientes suele ser mucho más directo y personalizado. Esa sensación de cercanía ayuda a tener una mejor comunicación. De igual modo, permite fidelizar a los clientes a lo largo del tiempo.
Los trabajadores pueden tener una mejor situación laboral en una PYME que en una gran compañía. Tratándose de grupos reducidos, hay más posibilidades de obtener reconocimiento por parte de los altos mandos.
En cuanto a las desventajas, estas tienen que ver principalmente con las limitaciones de recursos. Principalmente, en cuestiones tecnológicas, de ciberseguridad, publicitarias o financieras. Esto se debe a que el margen de ganancia es menor. Sin embargo, siempre está la posibilidad de superar las dificultades y expandirse.
¿Cuántas PYMES hay en España?
Hasta finales del año 2021, la cantidad de PYMES activas en España era de 2 ‘927,231, según la Dirección General de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa. Aunque su presencia en la economía es predominante, podemos observar el impacto negativo que tuvo la pandemia. Y es que, antes de la crisis sanitaria, había 3 ‘417,000 empresas de este tipo en todo el país.
Del total de PYMES en España, la enorme mayoría (1 ‘125,454) son microempresas. En tanto, 156,903 se consideran pequeñas empresas. De igual modo, 25,316 califican como medianas empresas.
Si clasificamos a las PYMES nacionales por su actividad económica, encontramos que el 73.25% se dedica al sector servicios. A una larga distancia se agrupan los rubros de construcción (11.33%), agrario (9.43%) e industria (5.99%). Estos datos según el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.
¿Cuál es la diferencia entre las PYMES y los trabajadores autónomos?
Si eres un emprendedor y estás pensando en crear tu propio negocio, probablemente te has preguntado qué es más conveniente. ¿Darte de alta como trabajador autónomo o constituir una PYME? Aunque en la práctica ambas actividades pueden resultar similares, existen notorias diferencias entre una y otra figura.
Lo primero a tener en cuenta es el factor jurídico. Los autónomos desempeñan su actividad profesional como personas físicas. Por ese motivo, tienen responsabilidad ilimitada y absoluta frente a terceros. En otras palabras, si llegan a tener deudas deberán responder con su propio patrimonio.
El caso de las PYMES es distinto, pues la mayoría de ellas se constituyen como Sociedades Limitadas. Al mismo tiempo, se clasifican como personas jurídicas. Eso significa que hacen frente a sus deudas con clientes utilizando su capital social. Por lo tanto, sin poner en riesgo el patrimonio de los socios.
Por otro lado, los autónomos no necesitan darse de alta en el Registro Mercantil para poder realizar su actividad. En cambio, las PYMES sí necesitan formar parte de ese registro.
Autónomos y PYMES también tienen obligaciones fiscales distintas. Los primeros forman parte del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Además, tributan en base a su propio rendimiento, de forma directa y progresiva. Los segundos tributan a través del Impuesto de Sociedades (IS), que funciona con un tipo general del 25%.
¿Cómo se dice PYMES en inglés?
PYME se traduce al inglés como SME (small and medium-sized business). Esta abreviatura es utilizada por grandes entidades como el Banco Mundial, la Unión Europea, las Naciones Unidas, entre otras.
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